Intrusismo y marginalidad

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Intrusismo y marginalidad

Un serio problema en la industria del control y manejo de plagas urbanas es el intrusismo que desmerece la imagen profesional del sector y destruye los mercados

Para el ejercicio de muchas actividades técnicas que normalmente se contratan para resolver algún problema mecánico, eléctrico o de otra índole, ya sea en viviendas, industria, comercio o instituciones, la lógica nos indica que en temas muchas veces, con una recomendación de algún amigo o familiar parecería suficiente. Aunque a veces, un análisis sobre los antecedentes y cobertura legal de quienes se ocupan de estas tareas puede ser una buena manera de cubrirse ante posibles situaciones de mala praxis.

Pero en control de plagas la cosa es diferente. Para ejercer esta actividad de manera profesional, se requieren conocimientos y capacidades técnicas muy específicas y variadas.

La biología de las plagas, es una materia muy compleja, que demanda mucho tiempo de estudio e investigación a fin de lograr diagnósticos correctos para poder implementar tratamientos seguros y eficientes. La química de los insumos aplicados y sus formulaciones, es otro ítem que se necesita conocer en profundidad, tanto para lograr buenos resultados en las estrategias de control, como para no generar situaciones que comprometan la salud de las personas, de animales domésticos, del ambiente o, inclusive de la fauna benéfica.

COMO NOS CAPACITAMOS EN LA INDUSTRIA DEL CONTROL DE PLAGAS

La oferta de capacitación técnica se ha incrementado notoriamente a partir de la aparición en el mercado de formulaciones específicas para control de plagas urbanas. Esto comenzó a suceder hace unos 30 años aproximadamente. Primero con la aparición de los denominados productos profesionales o de higiene ambiental, y actualmente con lo que hoy se conoce (al menos en Argentina) como domisanitarios. Productos registrados específicamente en el ANMAT para el control de plagas urbanas o domésticas.

Este proceso de cambios, trajo consigo la necesidad de capacitar a los técnicos en control de plagas urbanas en el uso correcto de estos productos, y con ello, los fabricantes de estos insumos , comenzaron a organizar charlas explicativas en un principio, las que luego se fueron transformando en talleres, seminarios, jornadas técnicas, y desde hace pocos años en carreras terciarias y diplomaturas.

Esto ha generado que el personal a cargo de las tareas de control de las empresas responsables y comprometidas con el profesionalismo de la industria, hayan elevado mucho su nivel técnico, pudiendo ofrecerle a la sociedad tratamientos mucho más confiables que los que se ofrecían hace una o dos décadas atrás.

Ahora bien. ¿Qué sucede con aquellos actores marginales o eventuales que aparecen en el mercado ofreciendo tratamientos para el control de plagas sin los avales técnicos suficientes para desempeñarse como empresas profesionales?

En general, lo que sucede es que se convierten en una competencia desleal para las empresas responsables y un PELIGRO para la comunidad. Su carencia de capacitación técnica y, muchas veces, su falta de ética comercial, los lleva a utilizar agroquímicos para abaratar costos y a ejecutar prácticas riesgosas para su propia integridad física y por supuesto para sus incautos clientes.

Por supuesto que estos CONTROLADORES DE PLAGAS ILEGALES al moverse al margen de las actividades organizadas por las cámaras y asociaciones de la industria, se mantienen fuera del circuito de capacitaciones y actualizaciones técnicas. Además, en general, no poseen ninguna clase de condición legal habilitante (responsable técnico,) ni solvencia económica (seguros de responsabilidad civil, ART, etc).

En este punto cabría preguntarse ¿quién se ocupa de detectar a estos peligrosos y desleales personajes que pululan por las redes sociales ofreciendo tratamientos para el control de plagas, generalmente a precios módicos o ridículos?

Lamentablemente no tenemos una respuesta contundente que nos brinde cierta tranquilidad al saber que alguien se esté ocupando del tema con decisión y contundencia, a pesar de que es muy fácil encontrar sus publicidades en Facebook, Instagram, etc, junto a cientos de flyers que distribuyen sin pudor en la vía pública, especialmente de las grandes ciudades.

Como están las cosas, hoy por hoy, la institucionalización de la actividad a partir de la integración de las empresas a las cámaras del sector, pareciera ser el mejor camino para pensar a futuro en una actividad habilitada y colegiada profesionalmente.

Poder contar a futuro con una mayor cantidad de empresas confiables que, a través del accionar institucional de las cámaras puedan exhibir al menos una capacidad técnica adquirida a partir de la participación en las actividades educativas de la industria, un responsable técnico matriculado, y las habilitaciones municipales de rigor, le brindaría mayores garantías a la comunidad, minimizando el riesgo de sufrir algún perjuicio en su salud por la mala praxis de un tratamiento.

Podemos decir como conclusión, que el crecimiento de las asociaciones de la industria de control de plagas será directamente proporcional a la disminución del intrusismo y la marginalidad, y tal vez la única manera de que esta actividad sea más demandada por una sociedad que, a veces, no contrata a una empresa profesional por no tener la certeza absoluta de su legalidad e idoneidad técnica.